domingo, 25 de noviembre de 2018

PARLAMENTO VACIO



No hay noticias buenas,
todo se derrumba,
los leones han huido,
las bestias están dentro.

Es el circo de las emociones,
de los malos sentimientos,
del egoísmo enfermizo,
del ego mas fuerte e insultante.

Hoguera de la inquisición.
cada uno pone sus muertos,
cada uno enseña sus mártires,
y quien arde es el pueblo.

Los que suben al estrado callan,
hablan, hablan y hablan,
tan solo palabras vacías, 
que no interesan a nadie.

Ya no hay dioses ni demonios,
ya no hay república ni rey,
no existe país ni patria,
si no hay nada, nada debemos temer.

Y todo fluye denso y oscuro,
es la erótica del poder,
es la esencia del mal político,
ideas a cambio de  personas.

No todo han de ser noticias malas,
tal vez debamos reconstruir algo,
que los leones vuelvan y vigilen,
a la llegada de una ausente sensatez…

miércoles, 21 de noviembre de 2018

NADA

francescochiacchio - faces secktchbook


Nada.
cuando abunda la arrogancia,
nada,
cuando todo estaba dicho,
nada,
cuando rehúyes la mirada,
nada,
cuando crees que siempre y razón te pertenecen,
nada,
cuando ocultas circunstancias,
nada,
cuando evades situaciones,
nada,
cuando me llamas loco,
nada,
cuando los demás somos culpables,
nada,
cuando la envidia es tu sudor,
nada,
cuando cortejas al ignorado,
nada,
que aquí nadie es nada,
nada,
gracias por nacer,
nada,
no he dicho nada.

sábado, 17 de noviembre de 2018

MI EN TU

René Magritte (1898-1967)

Son los colores
son luces en tus ojos
festín de sensaciones
el mirarte es verlo todo.

No necesito nada más
escucharte es música
melodía que acaricia mis oídos
no hay otro sonido para mí.

Piel suave y tersa
abrazarte es algo único
olas de mar que te acarician
electricidad  tu contacto.

Todo en ti me embriaga
tu aroma me trastorna
me inunda, me invade
felicidad invisible y pura.

Me perturba todo tu ser
no hay nadie más que tu
eres mi locura y he de encontrarte
pero no te busco, porque siempre estas,

eres yo en ti, siempre tu en mi…

sábado, 10 de noviembre de 2018

LA FABULA DEL PINGÜINO Y EL ALBATROS

Albino penguin Lovercraft

Pingüino Mojón era un gran pensador,
¿por qué si soy ave no puedo volar?
como gran filósofo no hacía más cosa
y pensando quedaba mirando hacia el mar.
Habló con sus padres de esta cuestión,
encontró su camino en la injusticia social,
charlaba, discutía, rebatía, cansino que era,
hasta que su madre le dijo un buen día,
 -Deja ya de hablar y ponte ya  a pescar
que nos vamos a morir ancianos
y no sabemos todavía si sabes nadar…

Pingüino Mojón indignado por el poder patriarcal
cogió sus lentes y su libro del gran buitre leonado,
buscando aventuras partió hacia lejos
y a trescientos metros al otro lado del islote paró,
decidió que ya había visto suficiente mundo
y vio al gran albatros que volaba libre en el cielo,
levantó sus pequeñas alas que no servían de ná,
¡Vaya injusticia por amor del pato Lucas!.

Comenzó su labor evangelizadora, habló con todos ellos, tenían que partirse las alas, así nunca caerían al volar, conocerían mejor el suelo y dejarían el triste cielo.

Enseñando orgulloso sus alitas les decía:

- Son mis grandes timones. Mirarnos a nosotros como nadamos y buceamos en profundidad, tenemos que ser todos iguales, con las mismas oportunidades,

 ¡partiros las alas ya!

Y el albatros majestuosa ave que vivía muy bien, pensó:

- A lo mejor Pingüino Mojón tiene razón.

Y a veces los animales hacen cosas muy raras,
el aburrimiento, el no valorar lo que se tiene,
la envidia o simplemente el ser gilipollas,
nos hace ser ridículos y tomar decisiones erradas…

Pingüino Mojón volvió muy pronto con los suyos, había hecho justicia animal.

Se subió a una gran roca y comenzó a gritar:

-¡nuestros vecinos los albatros han conseguido un gran avance!, se han democratizado como nosotros y ya no pueden volar, los ilusos que no quisieron partirse las alas marcharon a otros lares o al más allá.

Un pingüino arao de pico ancho levantó su ala y  le preguntó:
– ¿eres el responsable de tal barbaridad?

– No, yo solo veo avances, ahora tienen los pies en el suelo y por lo tanto la comida más cerca que antes.

– las alas son nuestra herramienta, lo que nos da de comer, los albatros sin alas se están muriendo de hambre- contestó indignado el pingüino arao.

– Eso lo dices tú, como yo no lo veo, no me lo creo, se han conseguido grandes avances al otro lado de la isla, ya no hay accidentes de vuelos, ni amerizajes forzosos, todos los albatros están muy contentos.

–Pero si ya apenas quedan albatros, los que no se han ido están muertos, -¡Ojala! -gritan desesperados- ¡me cayese cien veces desde el cielo! - vociferan los tres o cuatro que  todavía sobreviven – contestó pingüino imperial que acababa de llegar de la otra parte de la isla.

-Eso no cierto, los albatros bajan plácidamente al agua a buscarse la vida, todos iguales, ya no hay riesgos, el mar está cerca, lleno de peces para ellos.

-Pero para poder pescar necesitan altura, no son patos, ni pingüinos, ¿de qué les sirve tu justicia animal?, apenas comen ya nada, te lo digo yo, que también vuelo – le replicó el pingüino Arao.

- La culpa no es de ellos, la tienen otras aves marinas que se aprovechan de la suerte de los albatros y su don de no poder volar y ahora como en su zona hay mas peces van todos allí a pescar.

- Y si todo es tan maravilloso, ¿por qué ya no quedan prácticamente albatros aquí al lado? – le preguntó un pingüino de los acantilados.

- Tal vez el no organizarse mejor, la posible, pero no real torpeza en adquirir los alimentos, una crispación social moderada al no haber nada que comer, el estar siempre a empujones en tierra cuando antes tenias todo el cielo para moverte, pues eso hace que los albatros, tal vez, alguno tenga la extraña idea romántica de volver a volar. - contestó Pingüino Mojón indignado y continuó con su exposición.

- Mi conclusión meditada es que la culpa de todo es de las oligarquías aéreas que miran con envidia a los albatros y hacen todo lo posible para que esa ave majestuosa vuelva a volar, son los intereses ocultos del capital alado que quieren que el Aabatros pierda el gran privilegio de estar siempre en tierra, que no puedan disfrutar del placer de vivir todo el día a empujones, conclusión: la gran suerte de estar pisando mierda suya y de sus congéneres. - la emoción le embargaba y unas lágrimas salieron de sus ojos. 

-Ahora viven tranquilos y seguros, no es lo mismo morir plácidamente a un solo palmo del suelo que no como antes que podían morir de una caída en vuelo a cientos de metros. He dicho- y con parsimonia de pingüino bajó del estrado. 

Toda la colonia se le quedó mirando sin nada que comentar, no sabían si había sido una broma o un mal sueño, todo era irreal, ya no quedaban albatros había sido su final.

Y Pingüino Mojón se fue orgulloso de sus actos a adoctrinar a más seres perdidos de su brutal genialidad, pero antes pasó por el nido de sus padres y mirándose en el espejo de su alma se dijo:

– Esta es mi sucia conciencia. Si no me gusta… tengo otras limpias.

Y volvió el pingüino Mojón a buscar pobres incautos y buscar la igualdad, ley antinatural por excelencia.

Si todos los seres vivos cagan, todos mierdas son y en heces los he de convertir…

Amén

jueves, 1 de noviembre de 2018

HALLOWEEN SIN MUERTOS

Alone

Posaba su pie en la acera, ligeros pasos al frente y todo ella quedaba inmóvil, petrificada, tan solo cuando el autobús reanudaba la marcha y quedaba sola en medio de la gran urbe y todos sus sentidos se adaptaban a su nueva situación era entonces cuando el pánico se apoderaba de ella y comenzaba un desfile ligero, patético, que debía llevarla lo más rápido posible hasta su casa. 

Los primeros metros eran una carrera hacia la oscuridad, debía dejar la avenida lo antes posible, era demasiado visible, vulnerable, cualquier coche podría parar en seco, por eso oyese o no vehículo aceleraba en zigs zags; de repente algo paró chirriando y oyó voces de hombres que gritando y riendo la empezaban a llamar, estaba segura que mientras corría hacia la calle peatonal uno de ellos la tocó, era una mano pringosa, fría, sintió su aliento asqueroso, el corazón le latía con fuerza, aceleró más de normal y se escondió de tras de una de las columnas de los soportales de la avenida. 

Silencio, frente a ella el escaparate de una farmacia, un vinilo gigante de una familia feliz le sonreía y le ofrecía un champú para los piojos, situación absurda que no le relajó lo más mínimo, sus manos pegadas agarraban la columna del edificio, si quitaba las uñas del hormigón toda la estructura se vendría abajo. Cerró los ojos y mentalmente rebajó la tensión que se acumulaba por todo su cuerpo, todo había sido una ilusión suya, miró de reojo y no había nadie, las columnas marciales estaban todas ellas en fila de a uno, las pequeñas luces de los soportales creaban un pasillo sobrenatural que muy a lo lejos acababa en la oscuridad. Por el día bullicio de vecinos por la noche lúgubre camino hacia nichos durmientes. 

Hizo tripas corazón y reanudó el corto y eterno caminar hacia casa, entró en no muy ancha calle peatonal, a ambos lados dos altos edificios la resguardaban y al mismo tiempo la vigilaban, toda la estructura de ladrillos estaba plagada de pequeñas cuevas negras, lo que de día eran ventanas por la noche eran cavidades oscuras, y desde allí sentía que sombras le observaban, unas eran depredadores que tan solo esperaban que su presa se encontrase en medio de la calle para saltar, en otros huecos distinguía las sombras de almas en pena que agitándose extrañamente le avisaban del terrible peligro que le acechaba. Las sombras y el silencio le hacían sentirse agobiada, avanzaba deprisa, pero cada paso que daba hacia adelante era como un minuto menos de vida, de cualquiera de las sombras que formaba la noche alguien podría salir, agarrarla y esa fuerza sobrehumana arrastrarla hacia las inmensas moles laterales, entonces sentiría lo que es realmente el dolor, que te desgarren la ropa, te sajen vivo y la pena de morir salvajemente en la fría noche… 

Por fin abandonó ese desfiladero mortal, a pocos metros su guarida, en medio el parque, la antesala de su mayor miedo, la agonía de no haber nadie, la sensación de soledad, un manto que te cubre y te asfixia, ese espacio grande que te succiona, la nada aporrea tus tímpanos, solo tú y tus miedos, la incertidumbre lejana de que alguien o algo aparezca de la nada, la muerte, tu muerte reflejada en ese peregrinar hacia tu refugio. 

La llave entra en la cerradura y con destreza cierra la puerta, siente como miles de manos empujan la puerta pero ya no hay acceso, enciende la luz parpadeante del pasillo que lleva al ascensor pero siente algo detrás de ella y sube despavorida las escaleras, ya en la puerta se le caen las llaves, se agacha mientras oye como algo sube jadeando, el terror se apodera de ella, logra cogerlas de nuevo y no sin esfuerzo girar el mecanismo y adentrarse en casa. 

Era noche de Hallowen películas de terror, historias aterradoras y después copas y diversión, pero el verdadero terror son nuestro propios miedos, nuestras inseguridades, el verdadero terror lo vivimos día a día, un mero paseo nocturno convertido en pesadilla. 

Y mientras los muertos en su tumba viven una época dorada, ahora tan solo son historias de antiguas novelas, decorados de viejas películas de terror, ya nadie les teme, ahora solo tienen que descansar, ya no tienen que asustar a nadie… nosotros mismos los hemos banalizado, les hemos quitado su único trabajo, el darnos miedo.


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