Andaba yo
de colina en valle
despacio cuando bajaba
deprisa cuando subía,
con los zapatos desatados
con mi soga al cuello
y con mucho cuidado
pues la opción de tropezar
no entraba en mis planes
pues me echaba del juego.
Era un pasatiempo
como otro cualquiera,
era tirar dados de mentira
y mover con cuidado ficha
deslizándola por el tablero
llena de agujeros y reglas
que nadie entendia
plagada de verdad y mentira,
ruleta rusa de la risa
con balas de algodón
donde podías perder la vida.
Pues divagaba yo en esto
cuando me he dado cuenta
que la partida estaba avanzada
que no era eterna ni nada,
que nadie pierde ni gana
que simplemente se acaba,
y he pensado en retirarme
cambiar las fichas por pasta,
pero si hago esto da igual
porque como he dicho antes
crees que te levantas
y es parte del juego.
Finalizo por el sorpresivo inicio
y me dejo deslizar colina abajo
engancharme al carro del que sube
dejando mi pescuezo libre
usando para ello la cuerda,
bañándome en los baches
llenos de agua ocular salada
secándome mis partes
en esas leyes, reglamentos, prospectos,
informes, cartas y multas
que ya apenas leo ni entiendo
pues no hay piedra Rosetta en el mundo
que traduzca lo que hemos vivido
que entienda lo que ahora siento.
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