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| Paul Merwat - la vacunación |
Segunda vacuna,
¿y a hora qué?
tantos muertos,
tantos miedos
¿puedo volver a
lo de antes?
Este es mi resumen
de esta mierda de pandemia,
de una insignificante aguja
eyaculando en mi sangre.
Ala, todo olvidado
nada ha pasado,
sigamos como siempre.
Todo comienza en los inicios
de dos mil veinte.
Poesías del fin del mundo,
incautos comiendo
murciélagos,
la sensación de estar exiliado
en tu puta casa,
especulamos cagando,
el vivir en un bucle
llamado domingo,
la sensación de lucha
contra un gigante
bajo la dictadura
de un positivismo ilustrado
de una montaña llamada virus,
todos buscando la cima
como enfermos mentales
pisemos a los que se han ido
para llegar a la superficie,
teniendo que empezar
a honrar los primeros que han partido,
algo malo que ha paralizado la vida
que ha asesinado las tradiciones,
que empezamos a perder la cabeza
y no vemos el norte,
viendo mi tierra como se desvanece
gota a gota, llamadas personas,
mientras que te sientes preso
carcelero invisible,
sin cantes ni bailes,
volviéndome loco
mutando a extraño bicho,
mientras en la tele te comen el cerebro,
contándonos los muertos, sin caras,
confesando mis intimidades
mientras nos mienten vilmente,
pues nuestro rostro azul pitufo,
viendo como ha habido limpieza
de gente corriente,
y comienza la inconsciencia
de tirar hacia adelante,
llegando a pisar a los que se han ido
celebrando unas navidades
sin nadie que nos regale,
mientras sigue a tragedia
de gente inocente que muere
y para celebrarlo comienzan
las fiestas que festejan muerte,
pese a que estamos avisados
seguimos tan felices y campantes.
Y llega el asombroso día en que nos vacunan,
borrón y cuenta nueva
he llegado a la meta
ya nada importa.
Es como beber del río Lete,
agua fresca que nos reconforta
y nos borra la mente,
no sea que mañana haya otro virus
y parezcamos tontos
del no haber aprendido nada.
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| Nos tapamos y olvidamos |
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