Quiere mi mano escribir poesía,
músculo de ritmo constante,
corazón abierto sin sangre
pues de amor he de morir.
Tinta negra como la noche,
papel blanco de novia pura,
pluma de ave muerta
de un amor sin ninguna cura.
Y comienzo mi dulce prosa
lenta, con bella caligrafía,
extendiendo sus bellas alas
mientras la inspiración fluya.
Pero en la segunda estrofa
todo inevitablemente se tuerce,
mi loco amor desbordado
abandona su sonora lírica.
Pues mis ojos de poeta
se inyectan de roja sangre,
y mi fina mano se transforma
en rugosa y desagradable.
Pues siempre escribo de noche,
cuando Tonatiuh(1) marcha
lento
tras los cerros de Acultzingo(2)
y del suave susurro del Mahís(3).
Es entonces que adormezco
y siento la tierra latir,
el agua fluir por sus adentros,
mis ojos brillantes al acecho.
Miro al espejo a la bestia,
un medio Ocelotl(4) me
observa,
las palabras ya no fluyen
la maldición ya está escrita.
Ríos secos, caminos oscuros
por donde fluye la vida,
por donde sacio mi pena
de los que osan de noche, andarlas.
Niños infantes, rollizos y hermosos,
presas carnosas y fáciles
pechos de leche materna,
es vida lo que quiero y bebo.
Regreso al mundo de los vivos,
mi cabeza reposa sobre versos malditos
pues el mal de los dioses he escrito
letras de conjuros horribles e ilegibles.
Es mi tormento de estas tierras
mi arte y vida poseído por bestias,
siento que la sangre que me fluye
no es roja, no es mía, ni de nadie.
Me encuentro enfermo del alma
mis poemas por miles
llenos de infamia y de ira
sin nada de amor ni sentimiento.
Descanso a la entrada de la hacienda,
Tonatiuh(1) se ha ido dejándome solo,
la noche me abraza y me envuelve
no quiero ser letras, quiero ser libre.
Allá en lo alto de un árbol
se oye una cantinela extraña
como susurro, agonía de mujer
que se me mete dentro, me desgarra.
Es entonces que de la niebla
aparece un pájaro, ojos del diablo,
que se apoya en mis hombros
y me desgarra con fuerza el cuello.
Te quiero, te quiero, escucho
es mi amada musa, es su nahual(5)
venganza de una diabólica Serenera(6)
que bebe del manantial de mi yugular.
Somos seres débiles que amamos,
solo los chamanes y viejos brujos
son capaces de transformarnos
en poetas de la venganza,
orgía de la sangre amada.
(1) Dios Sol
(2) Localidad montañosa de
Acapulco México
(3) Planta del maíz
(4) Jaguar en lengua mexica
(5) Mitología mexica: poder que tenían
los dioses invisibles en convertirse en animales para poder estar en contacto
con los humanos. Los brujos, chamanes y curanderos mantenían una relación
poderosa con sus Nahual convirtiéndose ellos y sus victimas en bestias
terribles.
(6) En lengua mexica nombre del pájaro
fantasma en México, de extraña forma, ojos luminosos y extraño canto