La maldad humana, ¿nace o se hace?,
al principio es una parte más de nuestro mundo, una parcela como otra cualquiera,
algo más sombría, contrapeso de otras zonas, en la línea de salida todo es
neutro, difuso… pero pronto empezamos y empiezan a acotar bien todo nuestro yo
y la zona oscura, siniestra de nuestro ser inmediatamente se crea un muro y se encierra
tras una imaginaria primera puerta y ¿por qué hacemos esto?, porque nuestro
lado malo que existe es muy poderoso, atrae y se alimenta constantemente de
nuestros miedos, frustraciones y experiencias negativas…
Si nos encaminamos mal desde un principio, durante la infancia iremos macerando
cuidadosamente lo negativo, con mimo; pudiera ser por abandono emocional, si en
tus principios nadie se ocupa de abonarte, regarte y enseñarte tu parte
positiva y solo recibes el vacío emocional, por inercia, como agua que baja la
ladera ira encharcando tu lado yermo y tus emociones se irán llenando de
pequeñas pero intensas motas de maldad, el no entender el porqué de tu
situación comparada con la de tus iguales será el decorado que torturará tu
parte oscura… pudiera ser por el abono intencionado de tu parte negativa por
parte de adultos carcomidos por la maldad o podridos totalmente por ella que hará
mucho más fácil hacer que el niño que llevabas dentro sea devorado por su parte
sin razón, a fin de cuentas nuestra zona oscura si queremos es autosuficiente y
eso en si da mucho mas placer (AUTODESTRUCTIVO)
El lado positivo si se ha cuidado siempre prevalece, evidentemente en
mentes más o menos sanas, nadie macera lo negativo, ni lo abona, tan solo lo
encierra y lo aparta a lo mas fondo posible de su zona oscura, hasta que se
queda petrificado, inerte, olvidado para siempre, pero ¡ojo! no muerto. Uno va
llenando su cuarto oscuro con sus malas experiencias y sus malos pensamientos y
la maldad sigue al fondo sin mezclarse con nada, pura…
Tan solo en la adolescencia cuando nuestro yo está en ebullición y tenemos
los sentimientos incontrolados, es ahí
dependiendo de cada cual, que inconscientemente algunos entran a su zona oscura
y despiertan durante instantes a la bestia, da muchísimo placer, es una droga
de sentimientos, es un segundo en que se nos muestra e inmediatamente el mal vuelve
a su oscura guarida nos mira y nos quedamos petrificados, los remordimientos,
la congoja nos inunda y pronto dejamos de hurgar en lugar tan peligroso y
absurdo.
El problema es que la bestia en el regreso al averno puede dar un cruel zarpazo, ahí engancha a
muchos y entonces están ya perdidos porque la herida infecciosa del mal está
hecha, y su alma quedará encerrada para
siempre en su lado oscuro.
Recordad no juguéis en el jardín de la
muerte, podréis perder el alma y fallecer por dentro….