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| Jaques Villare - patio interior |
Es la incógnita
de un amanecer,
artificial, vertical,
paredes, ventanas,
ventanas y ventanas
canalones y cables,
patios de zinc o ladrillo,
plagados de coloridas pinzas,
bragas y colillas.
El alegre piar
de tristes pájaros enjaulados,
radio, música enlatada,
discusiones, gemidos,
a veces una melodía
de dulces cuerdas,
de áspero tacto
de un tendedero.
Mediodía,
olor a comida,
suena un bello piropo
de olla a presión,
el sonido del taconeo del corte
de verduras en una vieja tabla,
el olor a sardinas,
el saber de un cocido,
el aroma de una col
y algunas veces
a letrina…
Es entonces cuando me asomo
y miro esa minúscula cuadrícula
y su trocito de cielo
con esa selección de estrellas
que son solo mías,
allá arriba mi libertad,
aquí abajo sin paisaje alguno
mi pozo, mi morada, mi refugio.
Son las olas del sol
que saltan un malecón llamado azotea,
e inundan de luz y calor
las rectilíneas vistas,
a veces oscuro
otras lleno de claros,
es mi vida
un patio interior.
