Tengo una carta
letras de mi padre
de hace cuarenta años
que nadie ha leído
pues ya no soy el de antes
y ese yo, ya se ha ido.
En ella me relata su día a día
sus muchas preocupaciones,
el cómo sobrevivir
en como buscarse la vida,
en la ilusión de un algo nuevo
del esfuerzo por conseguirlo
y de una extraña fe que le guía.
Me habla de gente
en la que cree,
en la que confía,
inicio de un nuevo negocio
del que estaba esperanzado y creía,
me habla de conflictos pasados
me dice que me quiere
y que quiera a mi familia.
Duro es el destino
entre lo que quieres
entre lo que deseas
y finalmente,
lo que sucede.
Ahora que puedo ser vidente
pues vivo en el futuro
sé lo que va a pasar,
nada de lo que cuentas
acabó ni de lejos
como suponias.
Cambios radicales
que modificaron el mundo,
al que no pudiste reaccionar
ni supiste como hacerlo,
intentaste labrar un futuro
sin adaptarte a los nuevos tiempos,
ecuación incompatible,
viniendo de tan alto
difícil empezar de cero.
Y de aquellos que confiaste
que te engañaron o te robaron,
aprendí algo importante,
que el trabajo ha de hacerlo uno,
que nadie mira por nadie,
que no hay que hacer negocios
de los que no se sabe.
Papa, seguiré tus consejos,
tendré cuidado en la carretera
gastaré poco y velaré por mi futuro
y tal como dices al final
aunque nunca te lo haya dicho,
te quiero, nos veremos pronto…
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