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| El viejo y el ciclope |
No está hecha de oro,
ni de bella plata,
ni de roída hojalata,
es lo poco que nos merecemos
una humilde corona de paja,
por un reino que no vale nada.
Festejo del fin de una vida
que nos ha hecho viejos
disfraz de otras personas
pues no es nuestra cara
ni el reflejo del alma.
La gente se nos aproxima,
todos nos quieren y nos aman,
nos cuidan, nos ayudan en el día a día
burda máscara del paso del tiempo,
queremos volver a nuestro cuerpo.
Pues no somos hombres buenos,
somos seres pervertidos y sádicos,
vendimos el alma a Satán,
juventud de excesos
narcisos de bellísima flor
enamorados de sí mismo
condenados a morir rápido.
Y aquí estamos sufriendo
atrapados en este estúpido disfraz
de hombres buenos y viejos,
tan solo queremos ser los de antaño,
orgía de la vida
como si no hubiese fin.
Somos temibles cíclopes,
siempre sufriendo por saber
que un día moriremos,
quiero volver a la inconsciencia
joven y hermosa bestia
que éramos antes de envejecer.
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