El día perdía
su poder, la bruma del mar lo rodeaba todo, un suave aire con olor a mar
penetraba por la ventana, el portátil yacía
inmóvil sobre la mesa, la luz de su pantalla sustituía al sol del atardecer que
todavía brillaba decadentemente, una
voz débil salía de la nada -hey!- de modo intermitente entremezclado con sonidos
extraños -hey!-.
La cabeza de
David colgaba de la cama , el gran ojo le miraba, proyectaba sobre él una luz
blanca y lechosa que pronto adquiriría todo su poder con la oscuridad de la noche
, sus doloridos ojos observaban temerosos la ventana del otro lado donde se sentía
libre, a gusto y bien, pero al mismo tiempo le tenía enganchado y absorto del mundo real hasta tal punto que
muchas veces no distinguía entre uno y el otro.
-hey!- sonidos
indescriptibles -can you hear me?- los imperceptibles sonidos le devolvieron a su débil consciencia, cientos de horas delante
del ordenador le habían agotado por completo y la posibilidad de perder la
partida de una manera tan estúpida le había envuelto en una tristeza dolorosa,
su pequeño gran guerrero estaba mal herido y de su persistente rival no sabía
si finalmente estaba muerto…
Su alter ego estaba postrado encima del
edificio con un ángulo de tiro perfecto, apoyado sobre el resquicio de una
ventana destruida que le hacía agarrar su fusil cómodamente sin movimientos y
su único enemigo se encontraba detrás de un bloque de cemento pequeño , desde
la mirilla telescópica veía nítidamente los espacios vacios por donde tarde o
temprano tendría que salir su presa y entonces sería el vencedor de la partida,
era la última isla a conquistar, sería el campeón mundial…
Volvió a
dormirse en una sutil inconsciencia martirizada por un horrible dolor de
cabeza, comenzó a llorar sin sentido ¿Cómo era posible?, nunca en sus miles de
horas de juego había visto nada igual, tan absurdo, ¿estamos locos o qué?...
El interfono
asociado al rifle le avisó de un leve movimiento, de un posible blanco, ajustó mas la visión y allí detectó la mano de su presa, la veía perfectamente, si
disparaba le dejaba manco, debía valorar si disparar o no, si lo hacía dejaba a
su rival mal herido pero sabría su posición, si esperaba, tarde o temprano
tendría que salir y lo mataría directamente, las reglas del juego no te permitían
estar eternamente apostado en un sitio…
Recordaba
perfectamente a su padre, era adoración, cuando llegaba a casa lo cogía en
volandas y miles de manos le rodeaban y le hacían cosquillas, la tristeza se
volvió a apoderar de él, todo era tan injusto, se sentía tan solo, miró de
nuevo al ordenador, pero por primera vez no oyó nada.
Ajustó mejor
el visor, tenía una función de extrema precisión y la aplicó, se quedó extrañado,
el meñique de la mano del hombre a batir tenía un anillo con una piedra verde, ¿desde
cuándo ese nivel de detalle en un cuerpo? la mano se alzó y vio la otra mano que se
levantaba por encima de la piedra. No entendía nada, en este juego no hay
opción de rendirse, ¿qué cojones se supone que iba a hacer con un
prisionero?, ¿llevarlo a una cárcel?,
¿hacerle un juicio?, entonces vio como se levantaba con los brazos en alto, su cabeza
en el centro de la diana llevaba un casco, si apretaba el gatillo el casco se rompería
como la cáscara de un huevo y sus sesos se esparcirían por todos lados,
entonces una tristeza empezó a recorrer su cuerpo y una lágrima salió de su ojo
que manchó el visor, lo limpió y al volver a centrar la visión el hombre ya no
estaba, una angustia recorrió su cuerpo, verificó de nuevo la posición y ya no
había nadie, se giró sobre sí lentamente y se sentó apoyado sobre la pared que
le daba protección. No entendía nada, ¿qué mierda era eso de una lágrima en el
ojo sin vida de un personaje?, ¿desde cuándo lloran los héroes de los juegos?
Evidentemente su
enemigo sabía su posición, si quería ganar debería ser cauto, ajustó su rifle de
francotirador a la espalda y en sus manos lo sustituyó por un fusil de asalto,
bajó lentamente por las escaleras, cada paso que daba era un barrido con los
brazos a la espera de cualquier movimiento que delatase a su presa , ya en la
parte baja del edificio de repente vio de nuevo la silueta del hombre en medio
del hueco de una puerta, la luz que entraba del exterior no permitía
distinguirlo, pero era él, tenia que matarlo, quiso disparar y no pudo, conocía
a su enemigo, le era familiar, no podía dispararle, entonces oyó un chasquido y
una bala le atravesó el costado, no estaba muerto, pero le quedaba menos de
media vida para perder la partida, sacó el cuchillo de combate y corrió
enloquecidamente hacia la sombra que le volvió a disparar, su vida reflejada en
el cuadrante izquierdo superior de la pantalla quedó en rojo, casi vacío y
por lo tanto a punto de perder la partida, pero aun así alcanzó a su enemigo, le puso la afilada punta del cuchillo en el vientre y con suavidad y firmeza lo introdujo bien a
dentro, sintió como la hoja rompía y penetraba por sus órganos…
Con la cabeza boca
abajo en el borde de la cama sintió sus manos ensangrentadas, no podía
moverse miró al portátil y entonces lo vio, su padre le observaba desde
la pantalla y le sonreía sátiramente -today,
you´re finally going to die-, comenzó a perder fuerza y los ojos empezaron a
quedarse en blanco y a cerrarse lentamente...
Game Over.