“las heridas por ser libre no cauterizan nunca, son
cicatrices vivas”
El guerrero se ha parado en medio de la nada, se ha
sentado en una piedra y se ha despojado poco a poco de su ensangrentada ropa,
ha mirado a su alrededor y ahí está solo, en blanco.
¿De qué sirve haber ganado batallas para reinos que ya
no existen?, ¿De qué ha servido la perdida de compañeros para acabar tirados en
la cuneta del olvido?, ¿De qué ha servido el dar tu sangre y sufrir por quienes
al final han sido unos cobardes?, ¿Por qué las mayores heridas han venido de
los tuyos?
Y es que realmente las grandes batallas no son nada,
las guerras más brutales y despiadadas se libran entre los que convives,
personas de tu entorno, de los que confías, con los que en cientos de cantinas
habéis cantado odas a vuestras victorias, con los que habéis blandido espada en
simple comunión de supervivencia y que en tu mente ha quedado distorsionado
como algo mas…
Y tú que has estado en el frente, en todas y en cada
una de la luchas, que has recibido terribles heridas, que has elaborado y
ejecutado cientos de misiones, que has salvado de la muerte a muchos de los
tuyos te das cuenta que ese era el camino más sacrificado y con menos
recompensas…
Lo divino e interesante es ser masa, ir siempre con tu
uniforme de harapos impoluto, tener
constantemente abierta la primera puerta para poder meter lo indecible, luchar
solo cuando te miran o es inevitable, sobrevivir como perro apaleado sin que se
note, hacer de bufón de la corte vestido con armadura, las heridas serán muy
dolorosas y profundas pero no se ven, qué más da.
Entonces tu también te sentarás en silla exquisita con
tu uniforme de gala, rodeado de copas de oro y abundantes comidas y mirarás a
tu alrededor y a lo lejos fuera de tu bosque idílico en el desierto verás al
guerrero, cabizbajo, herido… y reirás y reirás y esa risa hedionda rebotará por
tu vacío interior, lleno de miedos y miserias, lleno de lo material e inerte y
un intenso y sutil dolor te recorrerá constantemente y aunque ganador no
recibirás premio alguno, la primera puerta lo cobrará por ti…
Y el valiente guerrero se vuelve a levantar, se
adecenta un poco recoge sus armas y busca nuevas batallas, mal herido pero
libre, ávido de nuevas aventuras, junto con los poquitos de su confianza,
durmiendo a la intemperie bajo el cielo cristalino de el mismo…
Y tu querrás imitarle y te costará la misma vida
levantarte, tu armadura de oro macizo imaginario ya que realmente no tienes
nada y toda la inmundicia guardada en tu primera puerta te pesarán tanto que te
asfixiarás y estarás rodeado de tal plaga de parásitos propios y ajenos que lo
único que querrás es acostarte en sábanas de seda loco por dormirte y soñar,
porque sabes que es la única manera que te queda de ser libre, eres prisionero
del carcelero más cruel:
TU MISMO.
El próximo martes día 5 de abril entraremos en lo más
oscuro de nuestro ser, entraremos por la trastienda de una idea de una gran
Santa
“mora en ti mismo, no existe otro hogar”