Madre falleció un día cualquiera
entre el diecisiete de julio del treinta y seis
y el uno de abril del treinta y nueve,
ella fue uno de esos millones
que no lo supieron,
muertos en vida,
ellos fueron la estela de un cometa
de las seiscientas mil almas buenas
que partieron sin quererlo.
Alicante mugriento de hambre
arena de un desierto que arde
la locura campa a sus anchas
los cuchillos se lamen de sangre,
vacaciones pagadas a ninguna parte
Benidorm pueblo de pescadores
refugio del terror de morir
sin rascacielos ni turistas
ratonera del miedo
de una niña rubia
ojos color cielo.
Familia resquebrajada
huida hacia delante
y esa pequeña niña
criada en un charco de sangre
parte a la España profunda
huyendo de la locura,
estómago saciado de aire
maletita llena de lagrimas
violencia gratuita
por todas partes.
Y allá llego la hija del rojo
a compartir miserias,
mi pequeña madre
cargando a sus espaldas
las muertes de unos y otros
ella solo era una niña
solo quería jugar
y solo recibió odio.
Belleza ese extraño poder
que poseen las elegidas,
sotanas llenas de babas
manos que la sobaban,
querer vivir la vida
huir de esa locura
escapar de ese infierno,
casarse no por amor
por quitarse de en medio.
Y la sangre que derramo
ahora se convertía en vida
ella no entendía nada
no podía amar ni ser amada,
solo quería olvidarse y vivir
que alguien rellenase su hueco
porque tanto dolor
la había dejado vacía.
Y por segunda vez
lo dejo todo por amor
o por una mejor vida
eso creía ella
pero era todo una mentira
pues sus fantasmas
sus miedos y sus fobias
marcharon con ella
creciendo día a día.
Lo material no llena
el lujo y el postín
no es medicina del alma
y el bagaje dejado pesa,
los príncipes azules
no existen
murieron en la guerra,
y al
final tanto para nada
todo la misma mierda.
Por eso mama te quiero
aunque no te haya conocido
y mira que te he buscado
en tu cerrado laberinto,
en tus recovecos tan geniales,
en su plano tan absurdo
y cuando te encontraba
no eras real, eras un reflejo,
nunca supe dónde estabas,
jardín marchito de amor y cariño
del que tuve que huir
para poder sobrevivir,
pues todo era dolor y olvido.
Descansa por fin mama,
la guerra ya ha acabado,
padre y madre te están esperando
para llenarte de alegría
para poder darte amor
mi pequeña niña rubia
por fin puedes jugar tranquila…
Increíble, cuanto sentimiento y verdad hay en estas líneas. Me encanta
ResponderEliminarLa verdad es esquiva y a veces muy dura... es la desazón de la perdida de una madre muy particular...
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