El general,
gran hombre
de interior
minúsculo,
luciendo
hermoso uniforme
que le hacía
sentirse desnudo,
tórax lleno
de medallas,
triste latón
colorido,
hendidos a
carne viva.
Sus discursos
elocuentes
plagados de
grandes frases
vacíos de
contenido,
alma vendida
al diablo
jurando
verdad en vano
vomitando
grandes ideas
diarreas de
alma vacía.
El hombre de
la triste figura,
inmerso en su estupidez
realmente no
es nadie,
solo el
miedo y la cobardía
orgullo
podrido e inflamado
hinchan su estupidez,
su ego tarado.
Por favor no
sigáis a los enfermos,
no le
tengáis miedo a los débiles,
nuestro
único tesoro la libertad
no os metáis
en su cárcel,
es
preferible morir libre
que dentro
de un dictador miserable.
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