Adiós Sevilla, adiós,
te observo desde el aire
posándome en una de tus columnas,
y veo el agua correr.
Quietud, ciudad llena de vida,
las nubes que te protegen
pliegan sus húmedas alas,
se marchan al amanecer.
Y despiertas esplendorosa
enseñando tu increíble belleza,
la diosa del agua posa erguida,
ha venido a verme partir.
Levanto vuelo hacia el este
y creo que avanzo y me alejo
y cada vez estoy más cerca,
esa es su magia y su fuerza.
He ahí tu grandeza,
he ahí tu gran poder
yo también soy Sevilla,
sentimiento único,
que está dentro de mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No repares en comentar, que por decir que no quede tu disconformidad o tu adhesión inquebrantable, el no exponer este espacio quedará simplemente vacío, como un voto en blanco...