domingo, 2 de agosto de 2020

ARACNE Y EL MAR

 foto:Tóbal Serrano


Tejía Aracne una fina tela de araña mientras Poseidón recluía el agua salina mar adentro, Eolo soplaba los hilos dando volumen y movimiento al mortal tapiz y cientos de sirenas imitaban con sus cantos el hipnótico sonido del vaivén de las olas rompiendo contra la costa.

Las rocas inmóviles contemplaban con horror como Aracne poco a poco las iba envolviendo en su manto mágico de muerte y como todo ese juego diabólico que estaban ejecutando los dioses se acercaba poco a poco a la figura de un hombre que pescaba absorto en un saliente del mar…

La escena era de una belleza sobrecogedora pues el “agua” se movía sinuosa bajo una extraña brisa ocultando las afiladas piedras que quedaron ocultas, mudas, protegidas por la suave y mortal seda.

Fue entonces cuando el pescador pensativo miró hacia la orilla y no vio mar, ni olas, ni tan siquiera ruido, solo algo volátil, como bellas sábanas blancas que se movían de arriba abajo, pensó por un momento que soñaba, poco a poco un intenso olor a mar embriagó sus sentidos.

Lentamente Aracne se acercó a su presa sin ser vista, agarró su pierna y tiró del indefenso hombre hacia su mortal tela envolviéndolo con suma agilidad en suave seda, un beso de pasión envenenado en la boca del asustado mortal lo paralizó, bajándolo plácidamente a las oscuras profundidades del océano en ofrenda a Poseidón, único Dios que podría interceder ante Atenea y devolverla a su forma original de mujer…


Amén

 


4 comentarios:

  1. gracias Marina, un poco también dedicado a tu nombre...

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  2. la inspiración en los textos clásicos es una fuente inagotable de ideas, aunque la inspiración fue la foto

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