Venimos a este valle de lágrimas
marcados por una extraña trinidad,
perdurar en la tormenta
de la vida,
procrear buscando
la absurda eternidad
desvanecernos en
los océanos del tiempo.
Sucumbimos a la dulce miel de la carne,
subsistimos evitando a la fría guadaña,
dulce y engañoso juego,
el fin es el sueño
eterno.
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