Allá en nuestra humilde morada
llena de recuerdos de dulce infancia,
madre y padre arropándonos,
calor y amor por todas partes,
construimos nuestro lar imaginario,
pasillo largo, estancias a ambos lados,
es lo idílico de la vida
llenarlas todas ellas de alegría.
Pero al fondo está la última puerta
que no recuerdas haber ido
y sin que nadie te diga nada
sabes que es el cuarto oscuro,
trastero de nuestra alma.
Reino de la poderosa inconsciencia
almacenamos desdenes, daños y engaños,
archivamos odios, venganzas, vendettas,
fabricamos fantasmas y miedos,
fatídica estancia lúgubre, cárcel de la locura,
válvula de escape, allá al fondo te guardo,
quiero tapiarte y no puedo.
Mis traumas no duermen ni descansan,
mis miedos me atosigan y amenazan,
todo ello encerrado bajo llave oculta,
pánico que me invade a que algún día
la puerta se abra sola
y el mal me invada
ahogando mi alma pura.
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