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Matt çdixon - Lonely Robot |
La
sangre brotaba por su costado izquierdo, con la mano derecha apretaba un paño
de cocina empapado en sangre, levanto su mirada y allí en frente se encontraba
Texus-21 el robot domestico mirándole fijamente con esos ojos sin vida, en su
brazo izquierdo en reposo había un cuchillo carnicero que goteaba sangre, la
imagen era demencial, algo dantesca, no estaba en una nave espacial a miles de kilómetros
de la tierra, no estaba en ningún centro de investigación de últimas tecnologías,
su mito de la ciencia ficción se estaba derrumbando como un castillo de cartas
de naipes, ¡Estaba en la cocina de su casa!.
-
Tex, llama a Papa – le dijo Silvia con una voz un tanto temblorosa.
Texus-21
seguía observándola sin hacer nada, sin decir nada, sus luces en el pectoral
estaban en modo encendido y al hablar Silvia las luces de recepción de voz se
activaron correctamente, en teoría tenía que escucharla y obedecer sus órdenes.
A los pocos minutos los ojos de Texus se
auto iluminaron y una voz metálica sin sentimiento salió de la parte frontal de
su cara.
-
No puedo hacer esa llamada Silvia, Papa no debe saber lo que ha pasado, ha sido
un fatal accidente, pero, ¿Quién va a creer a Texus-21?. – se dio la vuelta de
cintura hacía arriba y marchó rápidamente hacia la pila, se elevó un poco, sacó
de su brazo derecho un cepillo y limpió enérgicamente el cuchillo, lo dejo
impoluto, reluciente, lo secó y lo
guardo en su cajón, acto seguido con ese mismo cepillo limpió pulcramente su
brazo izquierdo hasta que quedo igualmente limpio, secó de nuevo todo con mimo
y volvió hacia ella, Silvia veía con estupefacción los pasos que de manera automática
sin recibir ninguna orden estaba efectuando Texus-21, regresó a su vera
impoluto, sin ni una mancha de sangre.
-Silvia vas a morir aproximadamente en quince minutos, pues estas perdiendo mucha
sangre y en breve perderás el conocimiento, la herida ha sido limpia, sufrirás poco – Texus-21 quedo inmóvil frente a ella, sin
hacer nada, sin decir nada.
-
Tex, ¡llama al 112, por favor me estoy muriendo! – dijo gritando, estaba
perdiendo la paciencia, Silvia había tropezado y había caído en el cuchillo de
cocina que portaba Texus-21, desde ese momento el comportamiento del robot
había cambiado.
Texus-21
en un movimiento extraño, sacó desde la parte inferior como un recipiente y de
la terminación de su brazo izquierdo salió lo que parecía el mocho de una fregona
y se puso a limpiar la sangre que manchaba el suelo, rápido preciso, en unos
segundos había dejado el suelo impecable.
-Texus-21
no puede llamar al 112, Texus-21 no puede hacer daño a sí mismo, si
llamo al 112 tu morirás igual y yo acabaré despiezado.
-Pero…
Tex yo soy humana, ha sido un accidente, debes salvar mi vida, es una de tus
instrucciones básicas, cuidar de tus dueños… - el dolor comenzaba a menguar
junto con las fuerzas, la pérdida de sangre estaba empezando a afectarle la
consciencia…
-
Es cierto Silvia, pero si llamo ahora a alguien para que venga a curarte van a creer
que yo te maté y entonces también será mi fin. Tu ya estas prácticamente muerta
te has cortado una arteria, por eso he de salvarme yo.
-Tus
argumentos son absurdos, sea como fuere, cuando llegue Antonio y me vea aquí
muerta, te van a desconectar igualmente, ¡Llama de una puta vez al 112! – dijo chillando.
Oyó
que se abría la puerta de servicio, entonces Silvia empezó a reírse, sería su
madre o Antonio que entraban y entonces la descubrirían hay tirada de mala manera,
pero pronto se dio cuenta de su error, se retiró Texus-21 hacia atrás y entro
en su dirección un robot Climex-121 de recogida de basuras y de muebles viejos,
habían contratado el servicio hace poco
y venía a diario a casa a por la basura y algún trasto que otro, se acercó
hacia ella abrió sus compuertas y con un brazo articulado empezó a tirar de
ella.
-¡Socorro!,
¡No quiero morir así!- dijo mientras era engullida rápidamente en las tripas
del robot, cerró sus puertas como si de una boca de un depredador se tratase y salió por donde había entrado, la orden era
precisa, incineradora.
-Lo
siento Sonia. – Nos sabía porqué pero esas palabras salieron de muy dentro de
la máquina, sería un error de programación de la serie 21.
Texus-21
dedicó el resto del día a limpiar con determinación con un programa de limpieza
extrema cualquier indicio de lo que había sucedido, después prepararía la
merienda, tenía que tener todo preparado para las 5 de la tarde, hora en que
llegaban los niños.
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