Ronda que ronda por la cabeza
que ya no sabemos comunicarnos
que perdemos sin sentido el tiempo
que siempre debimos querernos
aunque no nos conociéramos
y que nada nunca nos separará
ni un enorme y profundo tajo,
en Lisboa quiero cantarte,
saudades de un melancólico fado.
Honda ha sido la herida,
balcón a cielo abierto
puente que nos une y nos separa
allá abajo el vacío intenso,
aires y vientos que nos azotan
del vértigo de tirarnos dentro
y caer sin ningún control
en un conocido y cálido infierno.
Sierra que nos abraza y protege
mares que nos calman y humedecen
albero que pisamos sin dejar huella
pues todo pasa y nada queda
más que tu bello claustro y ese toro
tragedia y sangre, el fin de un amor,
pinturas negras, de una hermosa Ronda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No repares en comentar, que por decir que no quede tu disconformidad o tu adhesión inquebrantable, el no exponer este espacio quedará simplemente vacío, como un voto en blanco...