martes, 17 de mayo de 2016

El YANTAR DE LAS ALMAS


El Sacerdote contemplaba desde su templo la enorme devastación creada por la última inundación del río Nilo, tierras de cultivos desaparecidas, tierras de ganado engullidas, personas, animales muertos, ruina, durante un tiempo nadie se acercaría a las tierras fértiles pues era un lodazal, una pocilga de putrefacción, de enfermedades, la viva representación del infierno, el caos más absoluto…

Y al poco tiempo salida de las profundidades de la nada comenzaban a aparecer esos brotes con porte erguido, magníficas, hasta alcanzar una altura considerable, en medio de la desolación y la muerte los dioses del averno mandaban señales inequívocas de su poder, de haber recibido miles de almas y para perturbar a los dioses antiguos la gran planta daba hermosas flores blancas con las marcas del infierno, en el templo el ritmo era frenético, los sacerdotes y todo el que habitaba el templo suplicaban por la vida y hacían múltiples sacrificios, estaban rodeados de la planta del mal, la que escondía el alma de los espíritus. Ellos que lo sabían todo debían salvar al Faraón inmortal…

Mientras que el pueblo moribundo por tantas penurias a escondidas de los sacerdotes se alimentaba de su legumbre, ¡era casi lo único que tenían para llevarse a la boca!

Y el murmullo y la ignorancia que corre como la pólvora llevó el miedo y la sin razón convertida en mentira por todo el Mare Nostrum y su leyenda negra la convirtió en otros males surrealistas, fruto de la ignorancia y la confianza de los hombres, de los supuestos hombres sabios.

Era morada de los espíritus y su vaina era la viva representación del miembro viril del diablo, su poder era santo y mágico y se prefería la muerte a desvelar su poder, puerta entre dos mundos…Se ofrecía en múltiples celebraciones iniciáticas, bacanales y a los muertos, al haber hambre y como excusa se comía en ofrenda a los mismos.

Fue alimento denostado, comida de ganado, de los pastores, de los más pobres…
Olor desagradable en cocción, flatulentas, estriñen, difíciles de digerir y fatigan el estómago, ¿es simplemente este su misterioso y gran poder?

Y aquí estoy yo sentado ante un simple plato de comida, las miro verdes ellas tranquilas en el plato y pienso, ¿algo tan pequeño y sencillo pudo crear tantos miedos absurdos?, ¿el brotar de la vida en los sitios más insospechados por qué nos aterroriza? Y es que el miedo al poder de la naturaleza, al poder de la vida, a lo nuevo, al cambio y a lo desconocido nos puede arruinar hasta el simple y modesto acto de comernos unas habas con jamón…. 

Siempre ha habido miedos y por desgracia los peores con mucha diferencia los de hoy en día

Y es que

… En todos los tiempos se cuecen habas; y en el actual, a calderadas
(Refrán interpretación libre del Quijote II 13, de Miguel de Cervantes)


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