Unció su dolor al alma,
como yugo a los bueyes,
para arrastrarla
por la baldía tierra
hasta hundirse en el fango.
como yugo a los bueyes,
para arrastrarla
por la baldía tierra
hasta hundirse en el fango.
Sólo un grito,
Imperceptible,
se oía en el infinito:
¡Ayúdenme!
Nadie supo escucharlo
y el alma,
se ahogó en el fango.
Quién es el loco chamán,
que puede curar
la locura loca,
de una zombi loca.
¿Quién?...
Autor: Santiago Anguita
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