El mar, lenta cadencia acaricia la orilla, arrastra consigo
una leve brisa empañada de su esencia, de su olor, de su ser, la arena es el
manto de bienvenida, miles de granos compactos forman una alfombra que mis pies
rozan, cielo azul horizonte infinito libera mi alma y hace que mi espíritu
repose, que flote cual pluma al viento…
Morfeo me mece, canción de cuna del romper de las olas, abro
los ojos y todo sigue igual, azul contra azul, un silencio acolchado me da paz,
hace que el tiempo parezca que no exista, extraña dimensión…
Lienzo de luz, brutal luminosidad que lo inunda todo, desde
el incipiente alba el brillo majestuoso del astro Rey regala a esta tierra de
manera única un don que le da carácter y hermosura, en ninguna otra parte se
produce esta magia y como lienzo abstracto sus inmensas montañas y sus sombras
son los brochazos del pintor que dan matices oscuros y paisajes sinuosos que
aportan frescura a la composición.
Su clima lucha entre dos Titanes, tierra de nadie, calor
sofocante socorrido por la cercanía de las alturas, laberinto del viento que
enloquece suavemente y modera sus grados que lo devuelve como una caricia que
abraza, conforta.
Noches oscuras de estrellas infinitas donde la sutil bruma marina
acompaña junto a un silencio acorchado que canta una nana y de repente Dama de
Noche, Jazmín el olor de las plantas me invade como un sueño…
Todo ha cambiado pues hace tiempo que te rondo y aunque ya
nada es igual siempre serás la misma pues tu esencia sigue ahí, intacta, pura.
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