La monotonía de hacer siempre lo mismo,
la falta de valor por arriar velas,
la seguridad de seguir el sendero marcado,
la tristeza de seguir el camino único.
La dictadura de no decir lo que se piensa,
la prisión de vivir en tu propia cárcel,
la locura de no escuchar tu voz,
la ilusión óptica de vivir preso en libertad.
Creerte tus propias
historias,
reírte de tus tristes gracias,
callarte cobardemente tus secretos
y es que eres mejor que nadie.
Deja ya de pavonearte triste ave,
tu destino es tu condena,
el castigo, tu cobardía, tu comodidad,
atrofiaste tus alas, nunca jamás volarás…
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