Yace el frío grifo en mi
cuarto de baño,
plata reluciente, tesoro
menospreciado,
lo miro y me veo reflejado
amorfo y desfigurado
en un espacio abstracto,
no dice nada, ni hace nada,
tan solo está, permanece.
Tacto frío y suave,
inhumano, agradable,
cierro mi puño con
delicadeza
giro hacia mí a medio puño,
diamantes relucientes,
vida almacenada,
libertad al fluido
agua pura que limpia mi ser.
Grifo animal inanimado
que siempre nos observa
esperando nuestras ordenes
que solo deja fluir al río
al tacto de nuestras manos.
Pero nadie sabe quién eres
rey de todas las criaturas
guardián de grandes tesoros
y el agua el mayor de ellos
cabeza de águila que escupes
vida,
que nos refrescas y limpias.
Gracias Thomas Gyll,
la simpleza de dos elementos
una rosca y una arandela de
goma
sin tu saberlo, humano
ignorante,
todos los días tocas
a un simple y bello animal mitológico.
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