Cincuenta y cinco, número que
trasciende,
número intrascendente que suma al resto
una cifra más,
he ahí su paradoja.
Capicúa es tu nombre que llevas con
orgullo
pues empiezas donde acabas
y el fin es el principio, da igual.
Tienes rima fácil, graciosa e
irrespetuosa,
avanzadilla en el descenso de la vida,
eres el mediodía de tu decenio, inicio del
ocaso,
luz entre las sombras, difícil de
definir,
complejo de relacionar con algo,
bello y musical,
he ahí su peculiaridad.
En definitiva, dejo mis cincuenta y
cuatro
con cierta nostalgia por el fin de esos
días
y por haber sido un buen año,
cincuenta y cinco entro por tus puertas
y he firmado mi compromiso contigo,
a partir de ahora soy quincuagésimo
quinto,
bebamos todos en tan solemne
celebración,
he ahí mi palabra.
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