Hállome en
un paramo
emparanoiado
porque no lo es
y no busco
lo que encuentro
porque
simplemente aparece
como un
reflejo tremebundo,
donde veo lo
que no soy ni hay,
disfraz encorsetado
que he vestido
y que se me
ha clavado en el corazón.
Dulce es la
venganza del que no te ha querido
amargo café
que has servido en su nombre,
dolor
gratuito, barra libre de aguas negras
y ahora toca
el dolor del barrerme por dentro
limpiarme con
un estropajo de afilado aluminio
que cure mis
heridas, abriendo otras, pero puras
sin
resentimientos, venganzas o resquemores.
Necesito que
una enorme haya me de sombra y cobijo
donde pueda
dormir desnudo, vivir tranquilo
soñar que
por fin estoy vivo, queriendo vivir conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No repares en comentar, que por decir que no quede tu disconformidad o tu adhesión inquebrantable, el no exponer este espacio quedará simplemente vacío, como un voto en blanco...