En lo carnal esta la
esencia del pecado, la lascivia,
somos el fruto del
sudor y la inconsciencia,
producto de algo
animal, de la avaricia, del descuido,
somos hijos
ilegítimos del amor, adoptivos del diablo.
Crecemos en un
torbellino de soledad y silencios,
vivimos vacíos de
sentimientos, torturados sin amor,
no entendemos nada,
somos como animales de presa,
nos alimentan sin sentimientos, sin ninguna
caricia.
Y cuando llegamos a
la altura de sus ojos vemos con terror
que su cara es una
triste mascara, que no les importamos,
que sus ojos no nos
ven, ni nos miran, somos invisibles,
que nunca hemos
hablado, que no nos conocemos.
Que lo vivido ha
sido una gran mentira,
que lo soñado era
una triste pesadilla,
que tus traumas te
han sido inoculados, aprendidos,
que deseas que nada
sea real, el no haber nacido.
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