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| Ana - IA |
Luz de luciérnaga
iluminas todo y nada,
que no tienes sentido,
que divagas y te dispersas,
riéndote de las desgracias
emborrachándote de ti misma
durmiendo para no vivirlo
en suave cuchilla sin filo,
mortales balas de escopeta
supositorios de frágil metal
ahí parada sin quien te dispare,
así eres tú, un objetivo sin mirilla.
Ahogándome me hallaba
en lo más profundo de mí mismo,
la tráquea tapiada,
mis pies envueltos
en camisas de hormigón,
descendiendo al abismo,
sin aire, sin luz, ni nada,
directo al valle de los espíritus
al de los vivos que no tienen vida,
rodeado de almas muertas
y allí a lo lejos
algo brillante y anárquico
se movía, una salida,
una luz de emergencia.
Has sido un fino cabello
ovillo de lana, una guía
a una de las salidas
del laberinto
de mis infiernos,
de una manera sutil
absurda y sin miedo.
Somos la noche y el día,
agua haciendo burbujas
en denso e hirviente aceite
pero ahí hemos estado
juntos de la mano
en nuestros purgatorios
acompañado de nuestros fantasmas
guiándonos con el eco de nuestras risas
iluminándonos con tus tristes ojos.
Hemos escalado juntos
con duro frío y densas nieblas,
no era para tanto, al final
la cumbre siempre es bella,
sin nubes y llena de estrellas,
alto es tu pico Montblanc
puro su aire, amiga Ana.
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