Podríamos enlazar con la primera publicación y como un bucle melancólico
seguir hasta el infinito pero la perspectiva es otra, vamos al antes del nacer
a cuando somos absolutamente nada, la
nada empieza a tomar una forma ambigua cuando la pareja se conoce, no hay
contacto, no hay intención, no hay nada, pero inexplicablemente algo irreal se
crea que en un futuro tendrá un resultado material.
El sexo es placer y ese placer es la perpetuación de la especie, si no
tienes la mínima intención de tener hijos las consecuencias del acto te lo
puede dar sin quererlo, ¿no hay trampa más eficiente?...
Llega un día en que por norma general la mujer quiere ser madre, es una
necesidad por encima de cualquier otra, es la perpetuación de la especie, es la
creación suprema, desdoblarse, como hacernos un poquito inmortales, realmente
te conviertes en un Dios pequeñito con la potestad de crear algo de la nada (de
la que ya os he hablado antes) y ya te lo imaginas regordete, riendo, jugando
con él en el parque, el colegio… todo como muy bonito y muy light, muy
bucólico, ensoñamos un ser absolutamente irreal que concentra toda la felicidad
y que andará y nos hará andar por un valle de rosas.
Hay padres que no solo quieren tener un hijo sino que también quieren
determinar el sexo, probablemente este sea de los traumas más serios que
existan, es quererlo todo, ya sea por completar la imagen distorsionada de una
familia ideal con todos los sexos revoloteando por casa, ya sea por cuestiones
materiales, por mero capricho, lo que es
cierto es que hay padres que se compran el kit completo de dioses y los tienen
a la carta y hay padres que juegan a la
ruleta rusa de la procreación hasta que dan en la tecla o se les llena la casa
de un montón de criaturas del mismo sexo (en el segundo ya iba el aviso).
Y ahí estamos, durante nueve meses poniendo y quitando nombres a una nada
que toma cuerpo, imaginándolo todo, sin saber la primera vez el cambio radical
que tendrá tu vida ya que a partir de entonces dejarás de ser un ser libre y
tendrás una responsabilidad perpetua, inicialmente con una dependencia total y
según se avance la importancia de la libertad, responsabilidad y dependencia
irán cambiado, o no, también puedes tenerlo, admirarlo durante un tiempo y
cuando te canses, la primera puerta te de la señal y tú te despreocuparás, a
fin de cuentas tu eres tú y tu hijo otro ser independiente, que se las apañe,
ya has hecho tu trabajo de Dios (el único que harás por cierto), jugamos a ser
el Titán Cronos y realmente somos basura, eso sí, basura cósmica… (Faltaría
más)
Genio y figura. Me encanta tu entender de la vida, ser un dios para crear seres, el único trabajo que haremos como Dioses, magnífico.
ResponderEliminarQuerido amigo, es de las pocas cosas que nos hace grandes y algunos ni eso
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