El Reino
Es la locura que se pasea por las calles,
Dejando su embriagador perfume, olor potente,
la gente esta delirante, por fin el mundo perfecto,
entran por la gran puerta, al otro lado del espejo…
reino del caos y locura, lleno de pena y miseria,
es un traicionero espejismo que duró un minuto.
El Rey
Majadero de
casco angosto y andares extraños,
mirada de
terciopelo, gafas opacas, visión cero,
envuelto en
una bandera, cual regalo viejo,
cantando
sus grandes males y no los espanta.
Visionario
de mundos nuevos, de sitios rancios,
del añorado
dorado, del país de nunca jamás,
es la gran
Arcadia, cerca de donde cayó Ícaro,
su padre
Dédalo, creador del lúgubre laberinto.
La Reina
Pero allá
anda la diosa de ojos perdidos,
no
detecta movimientos, no ve a seres
vivos,
mantiene su
mirada fija al infinito
estatua de
mármol, interior vacío.
Ella
sentada en su trono, petrificada,
da igual
viento y marea, siempre ausente,
no dice
nada y arenga a las masas,
incongruente,
fantasma de sí misma.
El Principe
Finalizo la
trinidad con la anunciación de la nada,
mi nada os
dejo, mi nada os doy,
es portador
de la verdad, de la que no escucha
sembrador
de tempestades, mirada bajo sospecha.
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