Pedro cae una
y otra vez,
sin saber o
querer levantarse,
en la
comodidad de lo conocido
en el miedo
a desconocer,
cabeza en pedregoso
suelo,
almohada mullida
y suave.
Comienza de nuevo
su viaje
donde todo es
cuesta abajo
y quieto no se
puede estar,
volviendo al
eterno cruce de caminos,
¿cuál he de
elegir?,
¿nueva vereda
o triste calzada?
Por allí no
hay camino hecho,
es el miedo
a lo desconocido
y su ego le murmulla
una triste
cancioncilla
sobre cruentas
batallas perdidas
de héroes humillados
y muertos.
Mejor el
frio y gris empedrado
en el que se
tropieza siempre,
en el que le
zancadillean y sangra,
es la vida
de Pedro que sabe,
que su
destino es una broma
y no le
lleva a ninguna parte,
pero por lo menos es un camino,
la autopista
del cobarde…
Jo ... Has descrito la historia de mi vida ... Muy bueno .
ResponderEliminargracias Francisco, un abrazo
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