Verónica,
paseíllo
elegante, firme,
como un baile al aire,
ligero, alegre.
¿Por qué
sabiendo tu arte,
tu ligereza, tu magia,
en esta última
plaza
has echado a
volar?.
Verónica,
cientos de
espectáculos
arrastrando
capote en ristre
dibujos de niña sobre el albero,
sutiles líneas a todo color
de tu llamativo traje
de luces.
¿Por qué
quedé cautivado
mirando tu
sutil movimiento?,
¿Qué es lo que
ha pasado?
tus huellas se
las ha llevado
risueñas
manoletinas al viento.
Verónica,
no se puede
amar desinteresadamente,
todas las grandes
tardes en el coso
las hace uno solo,
sin compañía de nadie,
pues tu eras la
valiente y no lo sabías,
los de la
barrera los cobardes.
¿Por qué
nunca te
quisiste enterar
que eras un gran gladiador?,
llena de
heridas y sangre
cubiertas por una
frágil armadura
que tú misma muy
sola
con dolor te ponías
y que no quisiste enseñar a nadie.
Verónica,
la alegría de
tus pases,
tu melodiosa
voz
retando al
negro,
calas
transparentes
mirada que me observa.
¿Por qué
has escogido
ese lance
de enfrentarse
a uno mismo
y a puerta
gayola
te has
despedido
del respetable?.
Verónica ¿por
qué?,
rosas rojas,
tus labios la alegría
de un último
pasodoble
de ese ser
que llevabas dentro,
tu Minotauro.
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