Los ojos miraban al
cielo,
el sol estaba perdido,
las doce de la mañana
retina de un herido.
¡María, cuanto te
quiero!
de muerte estoy herido,
mi boca está muy seca,
mi garganta sin sentido.
¿De qué ha servido
luchar?
ahora que yo me muero
en este campo tirado
solo con mis recuerdos.
No puedo mover las
piernas,
no siento ya los dos
brazos,
oigo a mi madre cantar
¡María, cuanto te
quiero!
He despertado sediento,
voy perdiendo el pulso
mi vida he dado ¿para
qué?
si soy solo yo el
muerto.
Soldado triste que llora
bajo cielo estrellado
sin nadie que le auxilie
la muerte toca su hora.
Yo sólo quería la vida
tú me trajiste la muerte
tus ideas me han matado
¡María, cuanto te
quiero!
Y tú en palco orando
mentiras para incautos
te odio más que a
mi alma
político tú me mataste.
Y aquí muero de pena
la muerte toca a mi
puerta
¿dónde estáis camaradas?
¡María, cuanto quiero!…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No repares en comentar, que por decir que no quede tu disconformidad o tu adhesión inquebrantable, el no exponer este espacio quedará simplemente vacío, como un voto en blanco...