Se acabó la
fiesta, recoged el escenario porque se acabó la fiesta.
Quitémonos
ya las máscaras porque es de noche, ni se nos ve, ni se nos oye.
Como los
sueños lejanos todo acaba y parece que nunca empezó.
Brindemos
por los que cayeron, por los que se ahogaron en la incomprensión, lloremos por
los olvidados, por los que hundimos en el averno, lloremos por nosotros los que
llegamos al final.
Dentro de
poco tiempo, ahora mismo ya no somos nada, sin manada y sin protección somos
sombras de lo que ha sido y nunca más será.
Jugad en
enloquecido aquelarre, quemad vuestros miedos, quemad a vuestras brujas,
cuidado con el fuego os podéis helar que lo que habéis calcinado son vuestras
sombras, nada más.
Bebed,
bebed, vuestra guarida está a punto de desvanecerse, mamá cabra ya no da leche,
los cuernos afilados del cabritillo han herido de placer a la bestia, bebed,
bebed, ritual satánico, no huyáis pronto os descubriréis.
La realidad
está a punto de aparecer como alma en pena, cuando amanezca y la resaca os deje
ver, entonces os daréis cuenta de lo que ha sido y no fue, el ala protectora
negra de la urraca no os ha dejado ver el sol y ahora ciegos no sabéis que
hacer.
Y el triste
escenario permanecerá perpetuo hasta que un día se desvanezca, todo ha sido un
sueño, un sueño que ha desembocado en el mar…
Se acabó la
fiesta y nadie recoge sus miserias ni sus pecados, se quedarán ahí quietos,
paralizados, así es esta historia, después de corto tiempo otros vendrán…
Y otra
fiesta empezará con otros actores, pero idéntico final…
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