Se desmorona el cuento de hadas, se derrumba la torre más
alta, el sufrir de un pueblo quebranta
su base.
La fila de gente de muertos vivientes, de miradas perdidas, corazón encogido, hambre
no por uno sino por todos, hace que uno a uno, todo a todo no se consiga nada,
porque nada ya se siente.
Minaron la base, quemaron lo hecho, el resultado es la nada que engulle a un
pueblo, miradas vacías, ninfas desterradas, el sueño se acaba sin tiempo
a nada que no sea sublevarse.
En lo alto de la torre un loco recita y nombra y renombra a
los libertadores, lávate la boca no hables en nombre de nadie, nadie te escucha
porque en tu pueblo solo hay hambre.
Canta a la rebeldía como dijo vuestro poeta ¡oh que orgullo
el suyo!, pueblo mío: ¡lucha!, ¡lucha!, ¡lucha!.
Y todo se derrumbará como castillo de naipes, porque todos
sois uno y no podéis luchar contra vosotros mismos, recordad que el bien mayor
es la libertad y sois presos de un sin sentido, el garante de la libertad no
puede atacar a su pueblo del que forma parte, del que ha nacido, no se puede
matar a una madre.
Volved compatriotas a vuestra amada tierra, vuelta a la
patria, no sufráis destierro como el poeta, que el aroma de las violetas
silvestres y el azahar inunde vuestros sentidos, que las verdes palmas os den
cobijo y la brisa del mar y el aire de las montañas os den fuerzas.
Luce el sol Venezuela con el alma en paz y la frente
erguida...
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