El día era frío, húmedo, la niebla lo rodeaba todo, la tierra
y el agua parecía la misma superficie dividida por una estrecha línea, la
niebla se ha ido retirando dejando ver poco a poco la imagen espectral, Caronte
lentamente con pulso firme dirigía la nave, de pie con un largo remo, ha acariciado la orilla con su vieja barca y con
una destreza sobrehumana ha parado, Soledad con sus ojos vidriosos nos ha
sonreído, se ha levantado y se ha despojado de su cáncer que la estaba
torturando, ha dejado la parte oscura que a todos nos acompaña y se ha montado
joven y radiante en la barca, mientras partía se ha dado la vuelta y nos ha
vuelto a sonreír, sin pronunciar palabra nos hemos despedido y mandado
recuerdos a todos los que están en la otra orilla y bajo un silencio sepulcral
todo ha sido engullido por la niebla.
in memorian Soledad Jiménez Martín de San Pablo
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